No lo vi. No lo vio. No lo vieron. He muerto para nacer de nuevo y vivir para siempre, pero con el eterno miedo de volver a caer. Posiblemente en mi mente ya no quede nada de aquel niño que soñó con volar. Tantas mañanas rotas me han hecho ver que el mundo no es rosa y que cuando sufrimos, siempre es por una razón. La razón de ser mejores, la razón de amar, de querer ser libre, de morir y volver a nacer cuando sea naecesario... De reconocer, afrontar... y salir adelante.
EL CONSTRUCTOR
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