Lo que puede dar de sí un Golf es poco comparado con un concierto en Sanse. Merece la pena meterse cinco en un coche a las 23.30 de la noche, poner rumbo oeste... y partir.
Es curioso estar con alguien y no verle la cara hasta una hora después. Sí, es lo que ocurre cuando vas de copiloto y la otra persona está justo detrás de tu asiento. Pero bueno, así se hacen migas. Y qué grande es ponerse camino de la frontera... disfrutando a ratitos...
Para Ori Ella.
EL CONSTRUCTOR
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