jueves, 3 de marzo de 2011

ENERO

Mi piel no se secaba bajo un sol de enero, tampoco mis lágrimas. Era viento frío pero no helado el que teñía de azul mis manos desnudas. Tardes de enero, tardes de lluvia, tardes de olvido, de melancolía, de pasión.
No era soledad lo que sentí, tampoco era amor ni odio. Tan sólo era paz.

EL CONSTRUCTOR

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