Tertulia entre amigos; política, fútbol, chicas... silencios elocuentes que dicen más que un irónico grito. Al comienzo los amigos sueltan frases tales como: "La economía es cuestión de la clase social endeudada pero con cierto patrimonio", "El juego en equipo debería potenciarse desde los cachorros de la cantera, con un juego más personalizado pero a la vez táctico", "Lo que importa es lo de dentro".Poco a poco te vas quedando sin ideas y alguna frase que otra te ha pegado una patada entre los bolsillos. Te calientas. El tiempo avanza y la gente se cansa y poco a poco nuestras cabezas están a la altura del respaldo de la silla, con la barbilla incrustada en el pecho.
Atiendes las conversaciones varias con más o menos atención, callas o te inventas cuando no sabes de qué coño hablan cuando te preguntan. Poco a poco la gente está cansada de las chorradas del compañero de al lado. Comentarios que te hacen morder el polvo. Ante todo convincente pero no irrespetuoso, esa es la teoría hasta que llega el: "Tú calla gilipollas que no tienes ni puta idea". ¿Sinceridad? Para dar y regalar.
Unos refrigerios más y unas bravas y todo vuelve a su cauce.
EL CONSTRUCTOR
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