lunes, 28 de marzo de 2011

CONFUSIONES

Una vez conocí a un tipo. Bueno, me encontré a un hombre en la parada del bus el cual se me quedó mirando fijamente con esa expresión facial de “yo a ti te conozco”.
Evidentemente yo me quedé mirándole también pero no con la misma expresión sino con una un tanto diferente: “No, no me conoces de nada”.
Pero por lo visto mi mirada no fue suficiente para parar los pies de este viandante.
Se me acercó cauteloso… así como con los pies por delante de la espalda, la cabeza ladeada y asintiendo levemente. “Yo a ti te conozco” dijo finalmente.
Muy seguro de mis palabras respondí; “Pues la verdad, no sé de que…”
El hombre, con pintas de conocer mundo insistió: “Si, yo te conozco, estoy absolutamente seguro, te he visto antes”.
De nuevo hablé, pero esta vez intentando poner fin a la conversación con cuan extraño personaje que insistía: “De verdad que no, a usted caballero no le he visto en mi vida, ya lo siento eh…”. Pero el hombre, duro de mollera continuó con sus sospechas casi inquisidoras: “Mi memoria nunca falla, te conozco de algo”. Harto le dije: “Lo siento, no he estado jamás en ese lugar, es mas, no lo sitúo ni en el mapa, así que por favor, váyase”. “¿Estás seguro joven?” dijo tan cansino hombre.
Mis pensamientos mas psicópatas, violentos y sanguinarios comenzaron a aflorar al estilo “te pego y te mato hasta que no te levantes”. Sentí ganas de nombrarle rey de la isla más remota del Pacífico rodeada de acido sulfúrico, con un ejército de cocos silvestres a su disposición, y desde luego, sentarlo en un gran y sublime trono de ortigas y coronado con un batallón kamikaze de mosquitos africanos comedores de hombres contratados por el servicio de inteligencia mas desalmado, despiadado y sangriento de toda la historia. Por lo que me armé de valor y poca paciencia y le dije: “Lo siento, mi autobús ha llegado, he de irme, siento la confusión, pase usted un buen día”.


EL CONSTRUCTOR

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